Juan Alejandro Tapia presenta “Amarillo sangre”, la noticia de un asesinato

En esta novela, Juan Alejandro Tapia nos presenta un fragmento de la vida de Joaquín Higuera, un periodista barranquillero, inconforme con su vida y que está obsesionado con escribir una novela.

El libro comienza con un desencadenante: han asesinado al antiguo jefe de Hacienda de Barranquilla. Es decir, hay una noticia por contar.

La noticia: trama y excusa

Esta noticia es, además de trama, excusa. Por supuesto, el periodista tiene como objetivo responder las preguntas claves del periodismo tradicional: ¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?

Sin embargo, a pesar de que la novela se desenvuelve rodeando el suceso de este asesinato, la noticia no es el único interés.

Joaquín Higuera revela, en su proceso de investigación, los hilos que hay en el oficio del periodismo. Nos muestra de una forma pictórica —muy visible al ojo de quien desconoce este mundo— cuáles son los cableados que conectan el mundo exterior con el artículo periodístico.

Dicho cableado está enredado. Policías amañados, directrices editoriales (también amañadas), competencias y “convenios éticos” entre los periodistas, exigencias estilísticas, medios de publicación… Todo se vuelve un obstáculo o una vía para la escritura.

Sin embargo, el entramado va mucho más allá. Juan Alejandro Tapia nos presenta al periodista como lo que es: un hombre. Un hombre con su biología y su psicología.

Incluso, la primera escena del libro empieza situando al hombre en el lugar más íntimo (y quizá humano) de la casa: el baño.

La desnudez que pretende escribir el autor se revela también en la psicología: leemos los procesos cognitivos del protagonista. Leemos sus frustraciones, sus recuerdos (hábilmente incrustados en la línea temporal de la novela) y sus deseos.

 

Los deseos

Juan Alejandro Tapia posiciona el deseo como una de las mayores tensiones del libro. Hay una vibrante y pícara rivalidad entre Joaquín Higuera y Tania Munévar, otra periodista que está pescando la misma noticia del asesinato del jefe de Hacienda.

Esta tensión es juguetona, pues mientras hay roces de una boca con una oreja, hay “chivas” (o primicias noticiosas) que están imprimiéndose tras ellos, a ver cuál será la primera en ser publicada.

También está el deseo de la escritura literaria. Desde el inicio, el mundo pareciera ser un obstáculo para llevar a cabo la empresa de la novela. Y esta empresa está relacionada íntimamente con el oficio profesional de Joaquín Higuera.

Sin embargo, la novela que se quiere escribir representa una suerte de liberación, de frenesí, de necesidad. Aquí, el protagonista —esto es lo que se siente— podría liberarse tanto de un objetivo pausado y guardado, como de un estilo rígido que exigen las casas periodísticas.

Así pues, la novela gira en torno a la noticia del asesinato, pero en ese rodeo se revela una condición humana.

 

Sobre Juan Alejandro Tapia

Juan Alejandro Tapia nació en Barranquilla en 1975. Es un periodista con 25 años de experiencia en los más importantes medios del país. Ha recorrido medios como El Heraldo, Blu Radio, ADN (El Tiempo) y Q’hubo.

En la novela, los trozos de la experiencia periodística (y, por ende, biográfica) se cuelan.

Lo primero con lo que el lector se topa es una aclaración: “Esta es una obra de ficción […] Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es coincidencia”. Sin embargo, uno duda. Y la duda es un artefacto que funciona muy bien en esta obra.

No es que se desee comprobar qué hechos ocurrieron o no (pues es un libro con claros fragmentos de denuncias de mecanismos políticos); pero, dado que hay un roce entre el género periodístico y el literario, también lo hay entre la ficción y la no ficción.

Además de este aspecto, Juan Alejandro Tapia es un periodista que escribe una novela sobre otro periodista que quiere escribir otra novela. Y aquí el juego se vuelve, si se desea, metatextual. Es decir, la duda se incrementa radicalmente.

En cualquier caso, lo que tenemos aquí es una novela que pica la curiosidad del lector y la mantiene durante todo el trayecto. Pica: como cuando el protagonista de Amarillo sangre está a punto de leer el titular del periódico de su competencia. Uno siente que todo el tiempo está a punto de descubrir una primicia que lo sorprenderá.

 

Ya disponible en librerías virtuales y en la tienda de Ita Editorial.

 

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