
Photo by Andraz Lazic
El bloqueo del escritor o de página en blanco, es uno de los mayores miedos que afrontamos quienes tenemos el propósito de escribir, ocurre cuando las palabras y las ideas no fluyen, nada llega y nada pasa en tu mente y la hoja. No es algo que puedas evitar, siempre te enfrentarás a él, y no importa que tan experimentado seas, pues la inspiración es caprichosa y no contamos con su amabilidad todo el tiempo, sin embargo, algo de lo que si puedes estar seguro, es que existen mil y un métodos para poder superar la página en blanco.
Antes de explicar mi método para superar este odioso reto, debes saber que al final tú mismo debes encontrar lo que mejor te funcione, pues somos seres diferentes, con pasiones e historias distintas, por lo que de ninguna manera pretendería darte una guía definitiva. Así que vamos a ello.
1. Siéntate a escribir. Parece absurdo este consejo, y más cuando de seguro ya lo has intentado un millón de veces consiguiendo los mismos resultados odiosos, sin embargo, se trata de la mejor forma de avanzar en un proyecto literario o científico, -dependiendo de tu línea de escritura-, y es que la pasión debe tener una buena dosis de disciplina. Ya lo decía Steven Pressfield en la Guerra del Arte, “Hay un secreto que los verdaderos escritores saben y los aspirantes no, y es el siguiente: lo difícil no es escribir; lo difícil es sentarse a escribir”. Así que es momento de vencer la resistencia y sentarte frente a esa hoJa, recuerda que “Escribir es un oficio que solo se aprende escribiendo” (Simone De Beauvoir).
En este punto, debes saber que la escritura no necesariamente exige la continuidad en perfecta forma de la historia o relato en construcción, pues precisamente este no fluye cuando tenemos un bloqueo mental, así que lo que puedes hacer es construir notas de lo que creas importante para avanzar, como nuevas circunstancias, o puntos de quiebre de tu personaje, o incluso datos geográficos, étnicos, estadísticos, etc. Anótalos, déjalos en una libreta en tu computador o en alguna hoja que guardes ordenadamente. Verás cómo se irá desvelando esa niebla que no te permitía ver.
2. Escribe todo. Este tiene relación con el punto anterior, de hecho, todos se co-relacionan. No dejes nada de lado, lleva a tu agenda esos pensamientos y datos que vayan apareciendo de manera escueta, más adelante te aseguro cobrarán sentido, aunque ahora mismo pareciese que no.
Algunos autores, novatos y veteranos, cargan consigo pequeñas agendas, -hoy lo haces fácil desde cualquier teléfono móvil-, en ellas escriben esas pequeñas ideas que aparecen de la nada en momentos donde no estás en modo escritura. Estos instantes de inspiración son únicos y fugaces, y suelen llegar a mitad de un viaje corto y rutinario, o justo antes de dormir, e incluso, cuando despiertas luego de un dulce sueño loco. No dejes esas ideas para luego, pues siempre se esfuman o pierden la consistencia que tenían cuando llegaron. Los soplos de inspiración son un regalo que con celo, se alejan del escritor que no los abrazan con fuerza.
3. Aléjate, toma distancia de tu trabajo, tal vez no sea buen momento para escribir. En ocasiones estamos cansados, ofuscados, confundidos o demasiado enredados mentalmente, por lo que escribir en ese instante de seguro no traerá buenos resultados. Debes tener en cuenta que no se trata de postergar día tras día ese proyecto inconcluso -recuerda el punto uno-, pues la disciplina es clave para finalizar cualquier obra; se trata de parar un momento, respirar, cambiar de actividad y de espacio físico, todo para que descanses del estrés producido por el bloqueo existente. Te conviene salir, disfrutar con algunos amigos, ir a cine, y lo que sea que te funcione, verás como luego llega la magia.
Recuerda en todo caso, que no se trata de procrastinar, pues debes aplicar esta técnica de distanciamiento solo de vez en cuando, pues no puede convertirse en tu nueva excusa para no avanzar.
4. Avanza por el revés. En ocasiones el bloqueo se debe a una escena o punto específico, pues no encontramos las palabras indicadas que encajen de manera adecuada, por lo que esforzarte demasiado en la línea siguiente puede causarte mucho estrés; así que avanza, deja esa escena en pausa y construye el capítulo siguiente, o incluso el final. Esta técnica es muy eficiente, pues construyes y avanzas evitando esos odiosos estancamientos literarios.
No te preocupes si el resultado finalmente debe ser modificado o eliminado, esto no debe importarte, pues no estás en una carrera contra el tiempo, sino contra la ineficiencia.
5. Diviértete. No hay nada más deprimente y odioso que hacer algo que no queremos, así que elige un tema que te apasione, no te vayas por líneas que detestes o no te llenen. Parece absurdo este consejo, pero es quizás el más importante. En mi experiencia, he visto como muchos autores eligen sus temáticas por cualquier razón menos la importante, priorizando lo que está en tendencia, lo novedoso, o lo seguro, por sobre sus pasiones.
Además esto no solo pasa en el género ficción, donde los autores se empeñan en escribir sobre “seguro”, sino que también es muy común encontrar estas prácticas en la literatura científica (monografías, tesis, papers, etc.), donde el tema elegido en la mayoría de las ocasiones, termina siendo una imposición del director del trabajo de grado, en una especie de proyección de éste en las obras de sus estudiantes. Al final siempre el resultado será desastroso