Los corruptos no van al paraíso

Sinopsis 

Daniel Dante soñó con alcanzar el poder para cumplir con todas sus metas, pero jamás imaginó que la vida le pondría pruebas difícil de superar, tampoco se detuvo a pensar cómo iba a morir, la conciencia de que sus células se rejuvenecen por arte de magia le hicieron creer que era un superhéroe, que su existencia sería eterna y duradera. Morir no estaba en sus planes sino perpetuarse en el dominio, pero cuando se dejó seducir por la complejidad del mundo lo juzgaron por sus actos que parecían los de un demonio y no de un héroe de la patria. Fue condenado, juzgado y enviado a la cárcel, su fortaleza se disminuyó, no era tan fuerte como creía -al punto de enloquecer-, finalmente fue enviado al manicomio; estando allí conoce el amor que más que ser su tabla de salvación se convierte en todo un drama, finalmente huye terminando en la indigencia con la ilusión de que la Divina providencia le ayude a sacarlo de su calvario, pero lo único que consigue es rescatar un niño de las aguas un día de esos en que el mundo lo volvía a condenar por su actos nuevamente porque como dicen por ahí quien es no deja de ser. Hasta que no se vio durmiendo en la calle, entre cartones, resguardándose de la lluvia y mendigando una vicha dio cuenta de su existencia. Ahora era un hombre viviendo en la miseria huérfano de todo, de sus cosas materiales; jamás imaginó que tendría que comer de los desechos que encontraba en la basura, o que podría pasar mucho tiempo sin conocer un buen baño y hacer sus necesidades fisiológicas en cualquier lugar a la intemperie sin inmutarse y quizás quedarse contemplando sus excrementos para darse cuenta que sin ir al infierno ya pagaba por sus actos.