Sellado: Quién dijo que la inmortalidad no existe

Sinposis: 

Nunca pensó que aquello que hacía llegaría a funcionar. Su inocencia fue cómplice de un acto que detendría y atraparía las almas de aquellas personas que se sometieron al rito. En la década de los ochenta, cuando el sicariato incremento, hombres despiadados y desalmados, necesitaron más que una estampita de la virgen para ser protegidos y poder acabar de manera eficiente la vida de quienes eran su objetivo.
Sellar sus cuerpos era una opción, pero aquellos que se encomendaron al rito, nunca imaginaron que la muerte era solo el principio, y ser inmortales era un castigo para aquellas almas que sufrían a cada instante las penurias de su ultimo día. Quedaban atrapadas en cuerpos moribundos, soportando angustiantes dolores y sufrimientos, y el agónico reclamo por libertad atormentan a Amanda que hace hasta lo imposible por deshacer lo que inocentemente causó, pero mientras lo hace, se da cuenta de que también debe desterrar y exiliar un demonio que quedó atrapado en un cuerpo mientras lo sellaba en el Salón.

Uno de sus clientes, “ayuda a solucionar el embrollo que causo”, pero nace de allí una relación más íntima, aunque, tal vez Maicol lo esté haciendo para su propio beneficio, ya que se trata de un asesino a sueldo. La policía está al tanto de la situación, y trabaja de la mano de Amanda que ayuda indirectamente a acabar con la banda de delincuentes y sicarios.

La combinación de sicariato, narcotráfico, violencia, esoterismo, y una pincelada de política. Revolucionará la forma de contar realidades llenas de ficción, con diferentes contenidos, que marcaran un nuevo estilo de escritura y relatos de historias que se asemejan a la realidad; dando a así, a un simple cuento, un toque de emoción que cautivará al lector.